Os traigo una idea para esos días que quieres darte un capricho para ti y tu pareja, o para ti y una amiga... Pero no vas a hacer una tarta normal porque al final, si no te deshaces de ella regalándola a familiares, te la acabas comiendo entera. Esta es perfecta para dos.
Cuando hago este tipo de tarta, a veces siento el deseo de estar todo el día haciendo cosas bonitas y deliciosas como ésta. ¿Debería haberme dedicado a la repostería? Mi problema es que soy una perfeccionista y a la vez me gusta retarme a mí misma.
Me gusta desafiarme proponiéndome aprender diferentes cosas que requieren de paciencia, un aprendizaje previo, y esfuerzo. En ocasiones lo hago sólo para demostrarme a mí misma que puedo hacerlo lo mejor posible. Aquello que me proponga me gusta hacerlo perfecto y por eso doy el máximo de mí.
Pero tengo un problema. Ese esfuerzo máximo lo dedico durante un período breve de tiempo. En el momento en el que lo consigo siento como si perdiese el interés en ello. En seguida busco otro reto diferente y me olvido de lo que acabo de conseguir. Esto es bueno para algunas cosas, pero para otras que requieren de un esfuerzo constante viene fatal. No soy nada constante durante períodos largos de tiempo. Vamos, que suelo dar lo mejor de mí bajo presión jeje.
Por esa razón dudo de que me gustase dedicarme a esto profesionalmente, pero no voy a negar que me encanta pensar en mí con una preciosa tienda acristalada, con un precioso escaparate con muebles shabby, tonos pastel, preciosas tartas y cupcakes, mesas y sillas blancas y románticas, un expositor con diferentes stands llenos de tartas de todo tipo: chocolate, carrot cake, red velvet... La verdad es que la idea me seduce pero actualmente tengo otro objetivo en mente por el que tengo que apostar para desarrollar mi profesión, aquella que siempre me ha ilusionado más que nada: la enseñanza.
En fin, lo bonito de la vida es conseguir lo que se sueña, y si no se puede, al menos nadie puede quitarnos el placer de soñar.
Os dejo este trocito de tarta delicioso.
Espero que hagáis esta tarta porque siempre funciona.
Y por supuesto, nunca, nunca dejéis de soñar y de dar lo mejor de vosotras/os.
Cuando hago este tipo de tarta, a veces siento el deseo de estar todo el día haciendo cosas bonitas y deliciosas como ésta. ¿Debería haberme dedicado a la repostería? Mi problema es que soy una perfeccionista y a la vez me gusta retarme a mí misma.
Me gusta desafiarme proponiéndome aprender diferentes cosas que requieren de paciencia, un aprendizaje previo, y esfuerzo. En ocasiones lo hago sólo para demostrarme a mí misma que puedo hacerlo lo mejor posible. Aquello que me proponga me gusta hacerlo perfecto y por eso doy el máximo de mí.
Pero tengo un problema. Ese esfuerzo máximo lo dedico durante un período breve de tiempo. En el momento en el que lo consigo siento como si perdiese el interés en ello. En seguida busco otro reto diferente y me olvido de lo que acabo de conseguir. Esto es bueno para algunas cosas, pero para otras que requieren de un esfuerzo constante viene fatal. No soy nada constante durante períodos largos de tiempo. Vamos, que suelo dar lo mejor de mí bajo presión jeje.
Por esa razón dudo de que me gustase dedicarme a esto profesionalmente, pero no voy a negar que me encanta pensar en mí con una preciosa tienda acristalada, con un precioso escaparate con muebles shabby, tonos pastel, preciosas tartas y cupcakes, mesas y sillas blancas y románticas, un expositor con diferentes stands llenos de tartas de todo tipo: chocolate, carrot cake, red velvet... La verdad es que la idea me seduce pero actualmente tengo otro objetivo en mente por el que tengo que apostar para desarrollar mi profesión, aquella que siempre me ha ilusionado más que nada: la enseñanza.
MINI CAKE DE CHOCOLATE PARA 2
Para esta tarta usé la receta de bizcocho que aparece aquí.
Y para la crema esta receta de aquí.
En fin, lo bonito de la vida es conseguir lo que se sueña, y si no se puede, al menos nadie puede quitarnos el placer de soñar.
Os dejo este trocito de tarta delicioso.
Espero que hagáis esta tarta porque siempre funciona.
Y por supuesto, nunca, nunca dejéis de soñar y de dar lo mejor de vosotras/os.